EL PROYECTO EDUCATIVO DE MI ADOLESCENCIA: “I.E.S. LA VAGUADA”

 

No podía menos aprovechar la oportunidad que me brinda mi formación en la docencia para analizar aquello que me quedaba tan lejano en mi adolescencia. Raramente podía entender yo el valor de aquellos PDF llenos de páginas que plasmaban todo lo que consideraba “mera burocracia” de mi centro educativo, hablo de los documentos institucionales. Y seguramente no era el único, y no incluyo solo a los adolescentes, que ni se fijaba en todo este papeleo lleno de “palabros” considerado inútil. Ahora soy consciente que es algo que comparten todos los centros y que influye en los alumnos más de lo que pensaba.

El Proyecto Educativo es lo más importante, y propugna los valores del centro, que son las bases de toda actuación en él. Es fabuloso sumergirse en sus páginas y leer la historia del centro, y todo el contexto que trataba de entender de más joven. Seguro que mi hermano, que también estudió en él, no era consciente que ambos nacieron en el mismo año, 1988. Sin embargo, lo más emocionante con lo que me he topado son sin duda sus señas de identidad: los valores. Entre ellos, destacan “la tolerancia, la solidaridad, el pluralismo, la convivencia social, y la igualdad”. Personalmente tengo que destacar la seña de identidad 2:

 


Yo participé desde su creación en el equipo de mediadores y fue una experiencia que me marcó de por vida. Entonces entendí que el diálogo es la herramienta más poderosa para entenderse, unido al respeto mutuo, y que tantos episodios de acoso escolar que presenciaba podían empezar a resolverse mediante esta herramienta. Agradezco a mi instituto que me haya inculcado este valor tan importante profundamente en mi manera de actuar, ya que sienta una viga maestra en mi futuro como docente. También quiero destacar que fomenten en sus valores la lectura y la inmersión lingüística, materializados mediante los intercambios que hacía con otros centros escolares de Europa y Canadá, ya que el ambiente multicultural que generaba era fascinante.

En su Reglamento de Régimen Interior (RRI) también habla de la mediación escolar y los acuerdos reeducativos (p.61), lo que me parece que le da un estilo alentador al documento, que intenta eludir hablar de castigo y potenciar estas medidas más centradas en el apoyo al alumno y en la búsqueda cooperativa de soluciones. Modela el papel del mediador como agente neutral que controla el proceso de reconciliación de las partes enfrentadas, pero que ayuda a que los resultados vengan de ambas partes. Sin duda, me parece algo transcendental para pasar del modelo impositivo y autocrático de la vieja escuela a una nueva en la que el diálogo y la cooperación construyen soluciones en las personas.

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