“PULSO AL FRACASO”: LOS PARIAS DEL SISTEMA


 

En el documental “Pulso al fracaso” (TVE 2009) se evidencia la realidad que nos lleva tristemente persiguiendo desde hace muchos años en este país. No es otra que el fracaso escolar, que transforma a alumnos con dificultades de adaptación a este en “parias” del sistema educativo. Son jóvenes que vienen marcados por la idea de que son incapaces de hacer las cosas como los demás y tienen la auto estima debilitada. Aunque la mayoría han crecido en entornos difíciles, no podemos buscar personalmente los motivos que los llevan al fracaso como tendemos a hacer siempre. El sistema educativo es el máximo responsable de su fracaso, que etiqueta a estos alumnos como “los de siempre”, los que no encajan en las clases ordinarias, y nunca mejor usado ese término, de los profesores influenciados por el efecto “Pigmalión” negativo. Es decir, parten de prejuicios y de bajas expectativas con estos estudiantes haciendo que se acaben cumpliendo las mismas y el alumno sea excluido del ritmo de la clase.

El sistema educativo español no está preparado para personas tan dinámicas a los que siempre se culpabiliza por su fracaso escolar, pero merece una profunda reflexión desde todas las esferas educativas, ya sean educadores, agentes sociales, … Sin embargo, tenemos la suerte de contar con centros de segunda oportunidad como la “fundación Tomillo”, que tratan de ayudar a estos excluidos del sistema con una formación alternativa más centrada en la persona que en los contenidos. Aquí los profesores se dedican más al desarrollo emocional y laboral de los alumnos, al contrario de la enseñanza tradicional. No es nada del otro mundo, ya que en la LOE ya se reflejaba que un profesor tiene más funciones que la mera transmisión de información en una clase magistral:

 

1. Las funciones del profesorado son, entre otras, las siguientes:

a) La programación y la enseñanza de las áreas, materias y módulos que tengan

encomendados.

b) La evaluación del proceso de aprendizaje del alumnado, así como la evaluación

de los procesos de enseñanza.

c) La tutoría de los alumnos, la dirección y la orientación de su aprendizaje y el

apoyo en su proceso educativo, en colaboración con las familias.

d) La orientación educativa, académica y profesional de los alumnos, en colaboración,

en su caso, con los servicios o departamentos especializados.

e) La atención al desarrollo intelectual, afectivo, psicomotriz, social y moral del

alumnado.

f) La promoción, organización y participación en las actividades complementarias,

dentro o fuera del recinto educativo, programadas por los centros.

g) La contribución a que las actividades del centro se desarrollen en un clima de

respeto, de tolerancia, de participación y de libertad para fomentar en los alumnos

los valores de la ciudadanía democrática.

h) La información periódica a las familias sobre el proceso de aprendizaje de sus

hijos e hijas, así como la orientación para su cooperación en el mismo.

i) La coordinación de las actividades docentes, de gestión y de dirección que les

sean encomendadas.

j) La participación en la actividad general del centro.

k) La participación en los planes de evaluación que determinen las Administraciones

educativas o los propios centros.

l) La investigación, la experimentación y la mejora continua de los procesos de

enseñanza correspondiente.

2. Los profesores realizarán las funciones expresadas en el apartado anterior bajo el

principio de colaboración y trabajo en equipo.


En el sorteo de clase, me tocó relacionar la función J, de Jesús. Cabe destacar la implicación y la cooperación que hay por parte de todos los trabajadores del centro de sacar las cosas adelante. Se coordinan para conocer mejor a sus alumnos y ayudarles todo lo posible. También involucran a estos mismos, creándoles un sentimiento de pertenencia al centro y haciéndoles responsables de sus actos. Cabe mencionar el castigo ejemplar de hacer pintar el instituto al alumno que había causado desperfectos en las instalaciones, tomándolo este de buena gana como un aprendizaje. De ahí la importancia de imponer castigos objetivos y justos, con un significado entendible para el alumno. 


Termino con la frase del escritor sudanés Tayeb Saleh: “El que impone un castigo desproporcionado no corrige, sólo se venga”.


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